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lunes, 31 de mayo de 2010

Juan Caloca/ Viaje

VIAJE
por Juan Caloca

“Viajar es hermoso aun cuando no sabemos
si viajamos para producir o producimos para viajar.”
- Lucas Di Pascuale




En años recientes, a nivel mundial se ha venido buscando crear nuevos modelos de educación artística. Desde la Bruce High Quality Fundation University en Nueva York hasta el recién abierto SOMA en la ciudad de México, buscan generar prácticas y métodos de aprendizaje alternos a los ya establecidos históricamente.


Yo a la vez, busqué ser parte de una institución para mejorar y ampliar mi visión sobre el arte y su relación con la pedagogía. Una vez dentro de ella, descubro muchas fisuras y carencias de ésta para con el alumno, quizá por depender del Estado.


Por esta razón (además de cuestiones laborales) decido emprender un viaje de 42 días, por medio del cual, descubro que por sí mismo es generador y catalizador de conocimiento, por lo tanto, una alternativa más a la educación institucionalizada, es decir, el viaje lo tomo a modo de cátedras constantes.


El concepto de viaje como enseñanza no es nuevo, desde tiempos ancestrales era bien sabido que para ampliar el conocimiento, la gente tenía que desplazarse a tierras desconocidas. Recordemos a Marco Polo y sus extensas aventuras; a Hemingway y su constante movilidad; al Greco y su manera de absorber influencias en sus travesías; hasta podemos pensar en Jesucristo y su retiro al desierto.


Cualquiera de estos ejemplos reafirma la idea de viaje como una manera de explotar la capacidad limitada de asombro que tiene el ser humano, además de evidenciar su ávida y voraz hambre de conocimiento.


Ahora, en la práctica artística, el viaje como concepto también ha sido explorado desde distintos ángulos que van desde el de turista, de extranjero y hasta de mendigo, los ejemplos son claros.


Carlos Ginzburg, un artista que viajó en auto stop desde La Plata, Argentina, hasta Medellín Colombia, con el fin de participar en una edición de los años 70 de la bienal de Coltejer.


Lucas Di Pascuale, también argentino, realiza dentro de una residencia en Holanda productos a modo de souvenir: folletos, postales y afiches con la finalidad de ser regalados a modo de recuerdo turístico.

David Lamelas, en su eterna calidad de extranjero con respecto del arte producido en cada una de las ciudades donde vivió.


Estos son sólo algunos de los ejemplos de prácticas derivadas del viaje, como también podríamos mencionar la exposición “Viajeros del Sur” exhibida en el museo Carrillo Gil curada por Conrado Tostado, en la cual invita a algunos artistas sudamericanos a realizar una ruta por ciudades de la república mexicana para concluir en una muestra basada en las experiencias generadas por el viaje. O la última exposición de la Colección Jumex curada por Adriano Pedrosa llamada Traveling Show.

Viajar se vuelve, entonces, un proceso de decisiones. Como diría Nicolas Bourriaud, “el arte es un estado de encuentro”. Partiendo de esta aseveración, decido crear en todas las personas que conozco a través del viaje, un maestro improvisado, hacer de cada conversación una cátedra, para de esta forma tratar de alargar ese estado de encuentro, buscando así, que el arte modele más de lo que representa. En lugar de inspirarse en la trama social, buscar insertarse en ella.


Así, el desplazamiento de un lugar a otro genera mapas no solamente físicos sino también mentales y relacionales.


No quisiera terminar este ensayo sólo hablando del concepto de viaje, me gustaría también proponer a este mismo, como un método de aprendizaje, es decir, tomar la decisión de viajar constantemente para absorber conocimiento y generar prácticas artísticas vinculadas a las relaciones humanas.


Más sobre Juan Caloca:  http://www.proyectoconejoblas.blogspot.com/
                                            www.thinkthesenses.blogspot.com